15.06 – Me siento sin planes y sola, y desplazada

Patricia Trigueros | 15/06/2020

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Como parte de mi sensibilidad, surgió una nueva rebeldía e hice un par de cositas que no debía, como tener una pijamada con tabaco, chelas y pizza. ¡Anarquía!

Ilustración por Natalia Franco

San Salvador, El Salvador


Lunes, 15 de junio de 2020

Hola, chicas,  

¿Cómo están? 

Mis energías erráticas cambiaron: creo que las ganas de rendirme con estupefacientes se transformaron en… sentirme sensible. Afectada por lo que está pasando por dentro y afuera, y con mucho más cuidado a la hora de planear mi semana. Es más, no fui muy productiva. Se me atrasaron un par de cosas y lo más transparente que pude ser fue decir: “Esta semana no he sido muy funcional.” 

Como parte de mi sensibilidad, surgió una nueva rebeldía e hice un par de cositas que no debía, como tener una pijamada con tabaco, chelas y pizza. ¡Anarquía! Falté a mis clases de arte de todos los viernes por Zoom y amanecí un poco delicada. Para sumarle a la sensibilidad de mi mente, mi cuerpo se puso sensible y me hizo daño la pizza recalentada de desayuno. 



Obvié los síntomas, al inicio. Bailé y canté con los audífonos puestos. Consumo patológico del CD entero que me gusta de Glass Animals. Hice yoga en bikini, bajo el sol. Comí tacos. Café y semita. Leí cosas que me gustan. Ignoré emails y mensajes. Por la noche, con la panza deshecha, me tomé una agüita mineral y un poco de mota, en nuestras reuniones sabatinas con la mara chapina. Estábamos celebrando que íbamos a cumplir 100 días de cuarentena y reemplazando los cigarros que compartíamos afuerita del bar, y de cierto modo nos transportábamos cada vez más a cuando es después de la 1 y nos están sirviendo aún una “última ronda” en la barra.  

–Paty, regresate; te mandamos a traer–. 

Al día siguiente, mi cuerpo debilitado no pudo absorber las noticias acerca del plan de reapertura de la economía. Me sigue sin quedar claro qué hacer con Guatemala, y no tomo nada [de estas nuevas medidas] como un regreso a la “normalidad que teníamos”. Es más, hasta no ver no creer. No podía entender si mi sensibilidad rezagada se convirtió en melancolía en sus expresiones más puras. Cama, cigarros, cel. Un par de conversaciones alentadoras, pero incluso cuando vi a mis amigos en Zoom, los que están en otros países, los vi con esperanza, claridad y acompañados. Yo me siento sin planes y sola, y desplazada. Quizás eso me catapultó a las lyrics de una rolita grunge de los 90’s. Así de sentimental me la pasé y postergué mi trabajo, hasta que dieron la 1:30 AM y va, ‘ta bueno, aquí te mando el reporte final que te debía. Mi jefe me acusó el correo de recibido y me dijo: “Espero que todo bien por allá”, como quien dice “no andés mandando emails de trabajo a las 2 AM.” 

Es lunes y me desperté a las 7:45 a meditar y escribir. Después puse Molotov para desayunarme mi bol de frutas y café. ¿Será que de esto se trata el equilibrio?  

La verdad es que el equilibrio me vale, y me gusta esto de hacer lo que me hace bien. Se han multiplicado las duchas con agua caliente para relajar los músculos y estoy considerando seriamente cantar en voz alta más seguido. Ahorita me siento comprometida con adoptar la actitud de Todo me vale, y no chingo a nadie… Aunque, por lo general, cuando digo “No me importa”, me crece la nariz y soy notoriamente conocida por nunca estar al suave.  

A ver qué pasa. 

Besos, 
PT

Adjunto fotos de mi spot improvisado de meditación y yoga y una foto de yo fingiendo que todo está bien, cuando no.


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